Y, ¿fue unidad o chaqueteo político la suma de ebraderistas a Claudia?
Y entre las voces de unidad se colaron vocablos de lealtad y deslealtad que, sobre todo esto último, le quitaron la sonrisa a Juan Carlos Barragán Vélez, ¿por qué sería?
Y esa comedia la inició el autor Juan Carlos Barragán Vélez, morenista de reciente cuño y, hasta hace unos días, el guerrero más firme en la defensa del ebraderismo. A Marcelo Ebrard lo consideró un hombre inteligente, sin embargo “no acompañamos su intención de dinamitar el proceso interno ni vamos a acompañar ambiciones personales de su grupo más cercano”.
Y con estas palabras Barragán Vélez se deslindó, así nomás, de Marcelo Ebrard y abrazó el camino de Claudia Sheinbaum, ¿un escalón más en la escalera de la deslealtad?
Y de cara a su nueva faceta, Barragán Vélez ve a Claudia Sheinbaum invencible, más fuerte para la presidencia de la república, pero para eso hay que caminar en “unidad”.
Y con Juan Pablo Celis Silva, líder estatal del Morena a su lado, afirmó que bajo su mandato en Michoacán hay “unidad”, pero no todo está ganado y para ganar todo hay que ir en “unidad” y es lo que “estamos haciendo en Michoacán”
Y fueron muchas las loas que Barragán Vélez dedicó a Juan Pablo Celis Silva, pero también a Diego Hernández, coordinador de Claudia Sheinbaum en Michoacán, a la que “vamos a apoyar de manera incondicional todos los que estamos aquí”.
Y entre los que estaban ahí resaltaba la figura de Rogelio Sosa Pulido a quien en el rostro se le pintaba una indescifrable sonrisa, ¿acaso de desaprobación hacia el oportunismo político de Juan Carlos Barragán Vélez?
Y esa sonrisa se acentuó cuando Barragán Vélez, sin rubor, dejó ir un contundente, “no estamos buscando candidaturas, ¿será?
Y después se vino una cascada de participantes, entre ellos Wilberth Rosas Monge, Anita Sánchez, María Chávez, Julieta García Zepeda, Alfredo González, todos ellos ebradoristas que tocaron la palabra mágica para Juan Carlos Barragán Vélez, “unidad” y que se sumaron al apoyo hacia Claudia Sheinbaum.
Y todo era felicidad. hasta ese momento, para Barragán Vélez, hasta que llegó Gabriela Terrazas García quien habló de lealtad y que seguiría apoyando a Ebrard hasta que termine todo su trabajo, toda su situación con el INE y el Morena, y las respuestas que está esperando y tome su decisión. Firmó su lealtad, con sus palabras, hacia Ebrard.
Y en el rostro de Juan Carlos Barragán Vélez se pintaron gestos y muecas ajenas a la felicidad, que unos minutos antes tenía.
Y a pesar de todo se convirtió en el gran inquisidor, en el verdugo que eliminó al ebraderismo, cuando menos en su mente, en su postura, en su escalera de deslealtades.