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27 diciembre, 2024
LA NOTA PRINCIPAL

EDUCACIÓN SUPERIOR Y UNIVERSIDAD (II)

Rogelio Raya Morales
Uno de los problemas más sentidos de nuestra sociedad lo constituyen las oportunidades de educación. Justamente, nuestra universidad contribuye a ampliar estas oportunidades, con más de 30 facultades y más de 87 programas académicos entre el nivel de licenciatura y un sistema de posgrado que se vigoriza a cada momento. No obstante, es mucho lo que nos falta para acercarnos a una situación deseable y satisfactoria en cuanto a excelencia y cobertura, es decir, en cuanto a proporcionar educación superior suficiente y de excelencia. a una población de entre 19 y 24 años, que es la población que requiere de este servicio educativo.
En educación superior, la cobertura para el estado, en el año de 2018, era de aproximadamente un 26%, por debajo de la media nacional que era de aproximadamente un 37%. Según datos de la SEP, para el ciclo escolar de 2021-22, la cobertura para el Estado era 26.2%, apenas un 0.2 % de incremento con respecto a 2018, y muy por debajo de la media nacional que, para este periodo, es de 34.5 Estos indicadores no nos satisfacen porque otros países nos superan ampliamente: por ejemplo, Finlandia tiene una cobertura en educación superior del 90%; EE. UU. de 80%; Argentina, dos de cada tres; Uruguay seis de cada diez; Chile uno de cada dos.
En excelencia, definitivamente, la educación superior y la Universidad Michoacana no han estado a la altura de los retos actuales para esta actividad social.
Desde hace algunas administraciones, en la universidad se habla de una disminución de la matrícula. Esto es preocupante? Sí, debe ser muy preocupante. Pero para nuestras autoridades y para muchos intelectuales universitarios, esto sólo es parte de una posible causal de disminución presupuestal, de dificultad administrativa.
Con esta visión tecnicista, no su puede analizar a una institución como la Universidad Michoacana, ni a ninguna otra institución de educación superior pública. Es obvio que antes del análisis financiero, de economista autista, como se les llama a quienes han sustituido el análisis económico de la sociedad por un modelaje ilusorio, debe imponerse el análisis social, educativo, filosófico, cultural a la universidad. Y esto que sucede con la matrícula, con la cobertura, sucede, también, con otras funciones que son totalmente sustantivas: se les ve únicamente como “estadística”, como “indicadores” para acceder a bolsas de recursos y no como una problemática ligada a su razón de ser. Es cierto que lo primero es muy importante pero lo segundo es esencial.
Al momento hay dos visiones sobre la universidad. Por un lado, hay una visión administrativa, burocrática, “mecanicista” de lo que pasa hoy en la universidad, y no sólo en la michoacana sino, en general, en la universidad pública mexicana. En esta visión, son los problemas ligados a la situación financiera, a las jubilaciones, a los salarios, a los sindicatos, a las posiciones que se deben a los grupos de poder, al reparto de espacios políticos, a la falsa formalidad de los procesos de enseñanza aprendizaje, investigación y difusión cultural etc. los determinantes del desempeño universitario. Es claro que un elemento que posibilitó esta visión, que vulnera la naturaleza misma de la universidad, lo fue por cierto un elemento muy socorrido por el modelo neoliberal de funcionamiento que se impuso a las universidades públicas: la corrupción, la falta de transparencia en el manejo de los asuntos universitarios. Contribuyó también a anquilosar esta visión en la universidad el que ahora los beneficios dependían de una pretendida eficiencia individual. El individualismo en su más severa forma de expresión. Estos asuntos, de públicos se tornaron privativos de los grupos de poder. Esta era la visión que posibilitó, como ya se ha dicho, la privatización de la educación superior y de todo tipo.
Docencia, cobertura, actualización de diseños curriculares, mejoramiento de las condiciones en que se da el proceso de enseñanza aprendizaje; mejoramiento de las condiciones de vida de los estudiantes que dependen de los albergues y becas y apoyos estudiantiles, vinculación con la sociedad, vinculación con los problemas más ingentes de la humanidad, todo eso quedó fuera de la agenda universitaria. Bonos, acreditaciones sospechosas, reglamentaciones burocráticas, y el intenso juego de poder en la universidad que, si bien antes por lo menos tenía como bandera la educación, cambió a una administración de beneficios individuales, atomizando la fuerza y perspectiva de la comunidad universitaria y son, todos ellos, mecanismos simuladores de calidad. Si no ¿díganme, que cambios se han producido, de sustancia, con todos los programas académicos acreditados?
La investigación que ahora existe, ha sido determinada más por la necesidad de promoción económica que por la necesidad de aumentar los conocimientos sobre la naturaleza la sociedad y el pensamiento. No existe un pensamiento que rechace el uso irracional de la ciencia y la tecnología y sus efectos sobre el calentamiento global, la depredación de la naturaleza con procesos de producción de mercancías que los capitalistas consideran como bienes privados, la integración de la familia, la cohesión social, en síntesis, no existe, como producto normal de la investigación científica en la universidad, además de aquellos productos científicos que se utilizan para promover el consumo, un pensamiento que ahonde en nuevas formas de convivencia social.
Las funciones sustantivas de docencia, investigación, así como la difusión y extensión de la cultura a la sociedad, deben estar por encima de todo, aún en esta situación de aparente crisis financiera o administrativa de la universidad. Entendamos, ésta no es la verdadera crisis, ésta es sólo el síntoma de una crisis mucho más profunda y que llega a las entrañas mismas del quehacer universitario. La crisis verdadera, es una crisis de la universidad en sus funciones sustantivas.
Pero existe otra visión de la problemática que va a la naturaleza misma de la universidad y a su contextura histórica de vinculación social con los problemas reales e inmediatos de la sociedad. (de la cual hablaremos en la próxima entrega.)

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