La llave y el candado
Michoacán: el infierno y sus demonios
Por Victoria Noir
Como en aquella película ¿y dónde está el piloto?, los habitantes de Michoacán, sobre todo los de Uruapan que sigue apareciendo como una de las ciudades más violentas del mundo, se preguntan ¿y dónde está el secretario de Seguridad Pública (SSP)? Esté quien esté al frente de la SSP, la violencia no cesa en el estado.
Mucho se mencionó a José Alfredo Ortega Reyes como un hombre que desconocía la geografía michoacana y, por lo tanto, su eficacia al frente de la secretaria de Seguridad Pública era baja. Además, su relación con los elementos de la Guardia Civil no era la mejor y eso complicaba todo.
Pues bien, se fue Ortega Reyes y llegó Juan Carlos Oseguera Cortés, sin embargo, la situación no ha mejorado, si acaso la relación con la Guardia Civil, pero los hechos violentos suceden un día sí y otro también. Michoacán sigue siendo un infierno.
Los homicidios se registran, prácticamente, en todo el territorio michoacano, los cobros de piso siguen denunciándose mediáticamente, las extorsiones siguen ese mismo camino, la tala clandestina y otros ilícitos ahí están y no hay quién los frene.
¿Y dónde está el secretario de Seguridad Pública? Poco se sabe de él, quizá, otorgándole el beneficio de la duda, esté diseñando una estrategia que devuelva la paz a los michoacanos y combata, efectivamente, la inseguridad en todas sus vertientes.
Y quien, como en la etapa de José Alfredo Ortega Reyes, sigue sacando al buey de la barranca es el subsecretario José Ortega Silva, y lo está haciendo bien, pero hay un responsable de esa dependencia y a éste ni a su trabajo se le ve.
Y, aunque parezca una contradicción, los michoacanos tienen que rezar y persignarse diariamente para realizar sus actividades cotidianas en este infierno llamado Michoacán.
Recuerdo que hace años, preguntaron a Memo Valencia, ¿cómo estaba el estado en materia de seguridad?, y su respuesta sigue, lamentablemente, teniendo vigencia, “es el mismo infierno, pero con diablo distinto”.
Y en efecto, Michoacán sigue siendo un infierno y por el han pasado varios demonios a dirigirlo, desde Lázaro Cárdenas Batel, Leonel Godoy Rangel, Fausto Vallejo Figueroa, Jesús Reyna García, Salvador Jara Guerrero, Silvano Aureoles Conejo y actualmente Alfredo Ramírez Bedolla, pero, sin duda, la peor etapa para la entidad es la que protagonizó otro Alfredo, Castillo Cervantes, el Virrey.
Póngale el nombre que quiera Demonio, Lucifer, Satanás, Satán, Astaroth o Luzbel, Michoacán sigue siendo un infierno al que han gobernado distintos diablos.